Situado frente a una caída de agua de 151 metros, el Hotel del Salto abrió sus puertas en 1928 para acoger a los turistas que se acercaban a ver este enclave natural. Después de muchos años de éxito, el hotel tuvo que cerrar sus puertas en los años 90 por la alta contaminación del río Bogotá, lo que alejó a los turistas. Durante su vida el hotel fue testigo de numerosas muertes misteriosas y múltiples episodios suicidas, que aprovechaban el abismo que se presentaba bajo sus ventanas. Tras estos eventos, el edificio se convirtió en un lugar de investigación de lo paranormal y de lo curioso, que pasaron largas noches entre sus paredes. Un sitio bucólico y tenebroso que le hace a uno pensarse dos veces visitarlo o no.
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