La clandestinidad a la orden del día

¿A quien sorprendería ver escaparates donde se anuncian lavados y planchados por seis euros o tiendas de souvenirs repletas de muñecas flamencas? A primera vista resulta imposible sospechar que detrás de las trastiendas y almacenes de algunos  locales del centro de Barcelona se encuentran restaurantes de lujo que permanecen, a ojos de la mayoría, en el anonimato. 

Grandes ciudades como Nueva York, Londres o París hace años que entraron en el juego de la clandestinidad en forma de restaurantes escondidos detrás de falsos negocios o de restaurantes en casas de particulares. Existen varias hipótesis sobre el porqué empezaron a ganar protagonismo estas propuestas gastronómicas. Hay quien hace a la crisis económica  responsable de esto. Los precios elevados de los restaurantes y la dificultad de abrir negocios llevó a la creación de restaurantes en las casas. Otros, apoyan la idea de que sólo aquellos auténticos conocedores del terreno local o de la ciudad en cuestión son los clientes de este tipo de restaurantes. Esto es lo que persigue, hoy en día, el marketing de lo clandestino en la ciudad de Barcelona. Buscan consumidores con necesidad de nuevas experiencias gastronómicas. El objetivo es hacer sentir especiales a los usuarios para que consigan sentirse únicos, privilegiados. Al fin y al cabo, son cómplices de un secreto que sólo deberán compartir con las personas que elijan para que se conserve el anonimato y perdure la magia de estos lugares.

tintoreria dontell

Aunque algunos de ellos tengan largas listas de espera que pueden llegar incluso a los dos meses, entrar en este tipo de restaurantes no acostumbra a ser fácil. Conocer esta iniciativa es un primer paso pero no es suficiente. En la mayoría de ellos se necesita una contraseña, conocer a un amigo o familiar que haya estado allí o ser socio de Urban Secrets, un club gastronómico que se dedica a instalar estos  restaurantes ocultos. “La Tintorería Dontell es, el que hoy en día tiene un acceso más fácil gracias a su fuerte presencia en redes sociales. Situada en la Calle Aribau y en activo des de 1909 fue una de las primeras apuestas de este club gastronómico. Un negocio real con una larga trayectoria en lavado y planchado, no iba a levantar sospecha. Otro ejemplo «Chi-Ton souvenirs», una tienda que, a primera vista, parece dedicada a turistas. Las muñecas flamencas del escaparate despistan a cualquiera y resulta imposible imaginar lo que se esconde en el sótano. 

chi ton

La inexistencia de carteles, de menús en la puerta y de camareros esperando a los clientes en la entrada, no significa que estos restaurantes no tengan todos los papeles en regla. Clandestinidad no es sinónimo de ilegalidad. Buscan ser especiales y poco conocidos, aunque algunos de estos lugares, juegan con los nombres o dejan entrever, en su página web, que esconden algo un tanto peculiar.

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